No hay paz sin justicia. El camino de la paz pasa por el reconocimiento de la dignidad de las víctimas y por la tutela de sus derechos a la verdad, a la justicia y a la reparación”. Así de claro se manifiesta el Papa Francisco. Por eso el cardenal arzobispo de Bogotá, Mons Rubén Salazar Gómez, advierte también que el proceso de negociación abierto por el gobierno con las FARC debe evitar cualquier apariencia de impunidad.

No puede ser que se garantice la reaserción social de los guerrilleros sin que se garanticen los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las victimas. En tal caso, el cierre será en falso. Matar, robar, extrosionar y secuestrar no pueden tener un premio social o político. El final del terrorismo no puede ser un “borrón y cuenta nueva”, sino un ejercicio de justicia donde las víctimas se vean personal y colectivamente reconocidas. Recuérdaselo al presidente Juan Manuel Santos.